Ana Milán
Genio y figura delante de la cámara y en la vida real. La alicantina es una periodista reconvertida en actriz que, por falta de tiempo, hace la compra en la gasolinera y lleva siempre un iPod en el bolsillo para poder desconectar
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Estaba loca por Tino, la ficha roja de Parchís. Era un tío muy sexy, muy guapetón. Casi que por él me aprendí todas las canciones del grupo, después comenzó a gustarme el Pancho de Verano Azul y ya la fastidié". Es Ana Milán, la actriz que interpreta a Victoria de la Vega en Cámera Café, genio y figura desde su más tierna infancia.
Como muestra, una travesura de esas que marcan época: "No me gustaba el colegio donde estudié. No le tengo nada de aprecio". Seguro que la recuerdan de alguna manera simpática: "Llegué a casa y le dije a mi madre que una de las monjas se había muerto y no era verdad. Al día siguiente mi madre envió una corona y llamó para ofrecer las condolencias y claro se asustaron". ¡Cómo para meterse con la criatura!
"¡Hija te hacen cada pregunta por ahí más rara!". La alicantina, además de actriz, es periodista. Por cierto Ana, a estas alturas de entrevista, ¿lo estamos haciendo bien?, "Sí, muy bien. En serio. Por ahora la cosa marcha, estáis a la altura". Y menos mal porque 'la Milán' no se corta nada a la hora de hacer críticas periodísticas y juega con ventaja, que para eso es del gremio. "Me gustaba el mundillo y estudié Periodismo porque me parecía una buena opción". Cursó y ejerció la profesión hasta que la interpretación se cruzó en su camino. "Estuve en La Guía del Ocio y dirigí la revista Tribuna. Hasta hace poco tenía mi columnita en una publicación y no descarto algún día volver a dedicarme a esto", expone la actriz.
Ana Milán tenía tablas de actriz y las comenzó a sacar casi de casualidad en un curso de verano. "Nunca pensé en dedicarme a esto, ni de pequeña, pero haces un curso con un gran profesional y te entran unas ganas irrefrenables de no bajar del escenario". A pesar de todo, cada vez que se sube al entarimado de un teatro o se pone delante de una cámara, asegura que se repite a si misma: "¡Qué demonios haces aquí, vete, vete".
Y hablando de críticas, ahí va una buena de televisión: "Me molesta mucho que la llamen la caja tonta, porque de tonta no tiene nada. Tú tienes el mando y eliges lo que quieres ver, hay mucha oferta. No puedo con esos discursos culturetas que se meten con la televisión. El periodismo de calidad está en las revistas, en la prensa y en la tele, igual que el mal periodismo", argumenta Ana.
La actriz admite que es una gran consumidora de televisión, desde las series a Dolce Vita. "Voy a poner un ejemplo. Una de las entrevista más buenas que he visto nunca fue en un programa de corazón a Íñigo, ese monstruo de la comunicación".
Pluriempleada de éxito
Ana Milán ha dejado de hacer doblete en Telecinco, al dejar Yo soy Bea, y quedarse con Cámera Café, pero como esto del pluriempleo está de moda, a partir de febrero la veremos en Antena 3, haciendo de dura profesora de inglés.
"Me dieron el guión del primer capítulo de Física o Química y me encantó el personaje, después me dieron el segundo y me enamoré, hasta que me llegó el tercero, y ya estaba tan enganchada, que ya no pude decir no". Todo esto lo explica porque con un niño de cinco años en su vida, lo que buscaba era una tranquilidad que por ahora tardará en llegar.
Su jornada laboral es casi de sol a sol, grabar las dos series, hacer entrevistas y estudiar guiones. Con una agenda así, ¿uno cuándo hace la compra? "En horas muy raras. Me hecho especialista en comprar en sitios insospechados. El otro día hice la compra en una gasolinera".
Para los momentos de agobio, entre rodaje y rodaje, Ana se sumerge en su iPod: "Me gusta todo tipo de música. Me pongo los cascos y a evadirme. Estopa y La cabra mecánica van de maravilla, aunque también puedo escuchar algo de Hombres G o Diana Krall". Y el resto del tiempo libre, lo dedica a relajarse yendo de tiendas, quedado con las amigas, jugando con su hijo y viendo un buen DVD en casa.
Ahora la actriz se va a tomar todo un día para disfrutar de su familia en Alicante. "La Nochebuena siempre la he pasado allí, con mis padres, mis hermanas y mis sobrinas, que son casi todas niñas".
Entre Papá Noel y los Reyes Magos se queda con los dos, y así hace doblete en regalos. "De todas formas regalar y ser regalado siempre es bonito, no hace falta que sea exclusivamente en Navidad".
Además de pasar las fechas en familia, Ana, se acercará -como cada vez que vuelve a su tierra- al Campello. "Una visita obligada al Chocolates Valor, primero porque me gusta el chocolate que hacen allí y después porque parece que sepa mejor cuando te lo tomas mirando al mar", explica.
La asignatura pendiente de la actriz depende de Pedro Almodóvar y de las ganas que tenga el director de hacer un remake de La flor de mi secreto. "Me hubiese encantado ser Leo, el personaje que fantásticamente interpretó Marisa Paredes. Aquí me tienes diez años esperando, pero no me importa". Mientras llega la oferta, nosotros seguiremos disfrutando de ver como la durísima, Victoria de la Vega no para de tomar café.